Los 3 pilares de unas finanzas estables

¿Cómo construir tu edificio financiero desde los cimientos y no desde el techo?

¡Imagínate que entras en un gran salón elegante! Hay un montón de sillas apoyadas contra la pared, ya que solo tienen una o dos patas. Tras mirar un buen rato, detectas una silla con tres patas. Sin más dilación te diriges a ella para sentarte. ¿Por qué tomaste esta decisión?

Probablemente me contestarás: “Por sentido común.” ¡Cierto!

Si bien es cierto, que hoy en día muchas veces el sentido común parece realmente el menos común, sigue siendo el sentido que más sentido puede dar también a nuestras finanzas. No hace falta ser “bueno con los números”. Con “solo” que apliques sentido común a tu dinero, ya vas bien encaminada.

Veamos, cuáles son estas tres columnas en las que construir tus finanzas personales.

El fondo de tranquilidad.

Fondo de tranquilidad llamamos a la columna del corto plazo. Muchas veces se llama también fondo de emergencias. Personalmente, prefiero el término tranquilidad a emergencia. 

Estoy convencida de que por medio de nuestro lenguaje influimos en gran medida en cómo construimos nuestra realidad. Lógicamente, prefiero construir en mi vida tranquilidad más que emergencias.

Dependiendo de tu situación personal, recomiendo que acumules en tu fondo de tranquilidad entre 3 y 6 meses de tus gastos mensuales indispensables. 

Es clave tener en una cuenta, aparte de tu cuenta operativa, la cantidad necesaria, pero tampoco demasiado, ya que este dinero debe de estar a disponibilidad diaria. Con ello nos resignamos a que no va a generar ingresos a nuestro favor. Es un dinero que tenemos parado, incluso se pierde con el tiempo por la inflación, pero nos proporciona un gran tesoro: poder dormir tranquilamente por la noche. Si has sufrido alguna vez de insomnio por tus preocupaciones financieras, entenderás perfectamente qué inmenso tesoro es poder descansar.

¿Qué 3 factores influyen principalmente en la cantidad que tengas en tu fondo de tranquilidad?

  1. Tu situación familiar: si estás a cargo de hijos o mayores, vives cerca de tu familia, o tendrías que coger un vuelo a tu país en caso de necesidad familiar.

  2. Tu situación patrimonial: mientras más propiedades tengas (casas, coches, etc.) mayor tu fondo de tranquilidad.

  3. Tu situación laboral: las características de tu contrato en caso de que seas empleado o tu situación de autónomo.

Tu jubilación

Para mí es un tema de independencia. 

No voy a entrar en la discusión cuánto tiempo más el estado va a ser capaz de pagar pensiones. 

Defino jubilación como el momento de júbilo en el cual puedes dejar de vender tu tiempo por dinero, o sea, tal y como lo hace la inmensa mayoría de la población trabajando. 

En este punto me da igual si tienes un empleo o un autoempleo.

Lo suyo sería que alguien ya en el colegio te haya dicho que tú puedes definir el momento de tu jubilación. Ya que lo más probable es que esto no te haya pasado, te lo cuento ahora. 

De cada ingreso que te llega deberías de apartar un porcentaje (óptimamente mínimo un 10%) para tu auto-decidida jubilación. Si no lo quieres administrar y hacer crecer tú misma, te recomiendo que este dinero lo vayas acumulando en un producto financiero que aplica el interés compuesto. 

El interés compuesto, según Albert Einstein, significa que las rentabilidades no se retiran, sino que se van acumulando sobre el dinero aportado y las ganancias obtenidas. Estos productos en promedio generan entre un 8 y un 12% anual, lo cual hasta en los tiempos que corren, salvan la inflación vigente. Para que el interés compuesto pueda desarrollar su magia, el tiempo es clave. Mientras más largo plazo, más magia.


Inversión a medio plazo

Vamos con la tercera pata de tus finanzas estables. 

Si tienes cubierto el fondo de tranquilidad y automatizado la acumulación para el largo plazo, entonces es el momento para enfocarte en inversiones a medio plazo. 

Ya sabemos que los productos financieros a largo plazo nos dan entre un 8 y un 12% anual. En las inversiones a medio plazo, por lo tanto, apuntamos a rentabilidades mayores. 

Lo normal es que mientras mayor la rentabilidad, mayor es también el riesgo. Y esto incluye la creación de empresas propias. En ningún momento te quiero desanimar a crear un emprendimiento propio (al contrario, me encanta emprender) si esta es tu vocación. Sí, quiero que seas realista sobre el riesgo que corres con tu inversión de tiempo y dinero en una iniciativa propia. De hecho, este realismo aumenta las probabilidades de éxito de tu proyecto.

El campo de inversión que escoges depende completamente de tus intereses, preferencias y conocimientos. Hay inversores exitosos en muchas áreas muy diversas. Ninguna de estas áreas es para todo el mundo. Y no, no hay “la receta mágica”. 

La magia - también en las inversiones - está en ti, en tus ganas de aprender, tus ganas de asumir riesgos medidos y tu resiliencia que va a haber pérdidas que aporten a tu aprendizaje.

Y ahora, ¡manos a la obra! 

Analiza tus propias finanzas en estos tres aspectos. ¿Dónde te encuentras en relación con cada uno de ellos? 

Para el fondo de tranquilidad crear una cuenta de ahorro en tu banco que desde luego no debe tener ningún coste. Si tu banco no tiene esta opción, investiga a otros bancos que te ofrezcan este servicio de forma gratuita. Si necesitas más información sobre el ahorro a largo plazo, escríbeme un email o WhatsApp. 

Si quieres meterte ya en el mundo de las inversiones a medio plazo, te recomiendo participar en una de nuestras jugadas de Cashflow, el juego que ha creado Robert Kiyosaki, el autor de “Padre rico - Padre pobre”.

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